Frecuentemente escucho a arquitectistas
referirse a los lugares dentro de un límite como espacios. Refiriéndose no sé a
qué y mucho menos porqué. Der straum ist; es òntico no ontológico, no contiene,
permite ser por consecuencia. Limitar en contención ('dentro') durante el
[Espacio/Tiempo] refiere cognitivamente un lugar para sujeto referenciado de
objeto. El arquitecto trabaja con lugares limitados por objeto, no con
"espacios". Pluralizar el [Espacio/Tiempo] entendiéndolo como un
signo de lenguaje es cosa de arquitectistas y es un indicador de ignorancia.
Hacer lugar comprende el entendimiento de parámetros complejos, abarcando
estudios individuales, sociales y contextuales, además de depender de sus
combinaciones respecto a la percepción temporal individual contenida en el
lugar limitado por objeto específico o general.
“Espacios” son de arquitectistas que
viven esperando el próximo congreso de Arquine como si se tratara de la segunda
llegada de Jesús o el nuevo Iphone solo para poder regresar a sus universidades
y despachos a quejarse de lo mala que estuvo la conferencia de Zaha y como
ellos pudieron haberlo hecho mejor, arquitectistas que llevan bajo el brazo una
inmaculada libreta Moleskine llena de las mas grandiosas ideas y sueños de
genialidad Le Corbusierana que nunca llegan a culminarse y entre los dedos, un
lapicero peculiar que compraron la última vez que visitaron la Pedrera o que
trajeron de su viaje de mochilazo por Asia y Europa, arquitectistas que pasaron
cinco años de su vida metidos en una institución repitiendo procesos de
representación y 0.000001% de ese tiempo tratando de entender realmente lo que
deben hacer, arquitectistas dedicados a coleccionar fotografías de los
conocidos, reconocidos, repetidos y reiterados logros arquitectónicos del
pasado, arquitectistas educados por Google Images, arquitectistas de Internet,
arquitectistas por aquí, arquitectistas por allá, arquitectistas por delante,
arquitectistas por detrás.
Estos arquitectistas dedicados
endemoniadamente a vender y promulgar el camino del libre mercadeo, de las
ofertas y el consumo de la máquina para vivir, arquitectistas que han condenado
el servicio prestado por el ARQUITECTO a las filas de objetos de deseo de las
señoras copetonas del Pedregal o de Bosques de las Lomas, impregnando al mundo
con una idea incorrecta del servicio y placer de edificar, convirtiéndolo en un
producto para combinar con el nuevo Mercedes o los tacones Manolo Blahnik que
compraron en la barata de fin de año de Palacio de Hierro, que puede o no estar
a la moda, que puede imprimirse en revistas y ser manipulada por una señora en
sus cincuentas en el Discovery Channel
para cambiarle la vida a dos pobres desgraciados; ahora nos corresponde reparar
el daño y no va a ser fácil, para que me entiendan mejor los de la generación reality show, va a ser necesario un extreme makeover a la “The Swan”:
La arquitectura no es un algo que se
presume, no es un algo que se pueda producir en masa, no es un producto de
distribución masiva, no puede llevarse a cabo en el menor tiempo posible, no
puede fotografiarse, pintarse, video-grabarse, esculpirse o instagramearse, no
es un tweet ni un status de Facebook; no es deshechable. La edificación no
responde a modas ni caprichos personales.
Reitero:
¡LA EDIFICACIÓN NO RESPONDE A
MODAS NI A CAPRICHOS PERSONALES!
Aquellos que dicen crear espacios están
faltando a milenios de entendimiento humano y a mi parecer deberían ser
quemados en una hoguera al puritito estilo medieval, o siendo mas actuales,
atados y abandonados en alguna zanja en Apatzingán o amarrarlos a una silla
mientras revientan su smartphone con
un martillo. Retomando las sabias palabras distribuidas por el canal 5
durante los noventas, de toparse con uno es mejor denunciarlo, contarle a quien
sea no solo a quien más confianza le tengas, mandarlo a chingar a su madre, a
una biblioteca o de plano a un pantano rednequero del sur de Estados Unidos.
Estoy molesto, estoy molesto por tener que lidiar con ellos y ustedes deberían
estarlo también. Si de alguna manera te queda el saco de arquitectista, haz
paro y toma consejo:
1.- Cállate un rato y escucha.
2.- Lee y deja de dibujar en tu
Moleskine.
3.- Deja de ser un groupie, los
arquitectos no son cantantes de K-pop.
4.- Se crítico, olvida el gusto.
5.- Entiende la diferencia entre
construir y edificar, aprehéndela. Jesús Rábago puede ayudar.
6.- Le Corbusier y todos esos güeyes
modernos/modernistas ya fueron hace casi 100 años, supéralo.
7.- Paramétrico no es un grasshoperazo.
8.- Estudia, estudia, estudia, estudia.
9.- LAS PERSONAS SON LA MATERIA PRIMA
BÁSICA DE LA ARQUITECTURA.
Saludos.
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